La Iglesia Católica y la Salvación, Cap. VII, La Suprema haec Sacra, III Parte. (Tomado del blog «En Gloria y Majestad»).

11) En este párrafo el documento del Santo Oficio cita el pasaje de la Mystici Corporis que trata sobre la pertenencia a la Iglesia, el genuino reino sobrenatural de Dios en el Nuevo Testamento. En este contexto es interesante notar que el texto de la Mystici Corporisno implica que haya otra clase de pertenencia real aunque incompleta en posesión de personas que no tienen las calificaciones mencionadas aquí. La encíclica enseña sobre aquellos que de hecho (reapse) deben ser contados como miembros de la Iglesia. Insiste en que sólo aquellos que tengan las calificaciones mencionadas deben ser enumerados reapse como miembros. Todos los demás, pues, son no-miembros.

Además, ésto de ninguna manera implica que la palabra «reapse» en el texto de laMystici Corporis es una mera redundancia. Si fuera así, entonces palabras como «genuinamente» y «verdaderamente» no formarían parte de ningún vocabulario. Además, la palabra «reapse» tal como es usada aquí, conecta esta enseñanza de Pío XII con la doctrina tradicional de los teólogos Católicos que distinguían entre pertenecer a la Iglesia «in re«, esto es, como miembro, y pertenecer a ella «in voto«, esto es, por un deseo o intención de entrar a ella como miembro.

 

12) El siguiente párrafo muestra que la Mystici Corporis enseñó muy claramente que hay posibilidad de salvación para los no-miembros de la Iglesia Católica que desean entrar en esta sociedad con un deseo meramente implícito. En la encíclica el Santo Padre había afirmado que no pueden estar seguros de su eterna salvación y había dado razones para justificar esta afirmación. Obviamente, pues, sin posibilidad alguna de error, había afirmado implícitamente que realmente existe posibilidad de salvación eterna para estos individuos.

 

13) La Suprema haec sacra muestra que el texto de la Mystici Corporis, particularmente aquellas secciones de la encíclica mencionadas por la carta del Santo Oficio, reprueba dos errores mutuamente opuestos. El primer error condenado en la Mystici Corporis es aquel según el cual aquel que solamente tiene un deseo implícito de entrar a la Iglesia Católica está en una situación en la cual le es imposible obtener la salvación eterna. El segundo error reprobado es aquel que sostiene que los hombres pueden salvarse igualmente en cualquier religión. Aquellos que enseñaron cualquiera de los errores después de la publicación de la Mystici Corporis son culpables de ignorar o desafiar la autoridad del Soberano Pontífice, enseñando en su actividad omagisterium doctrinal ordinaria.

Las mayorías de las traducciones de la Suprema haec sacra traducen «aequaliter» como «igualmente bien». No considero estas dos expresiones como exactamente equivalentes en el contexto de la carta del Santo Oficio. La Mystici Corporis enseña claramente en forma implícita y la Suprema haec sacra en forma completamente explícita que los hombres pueden salvarse solamente «dentro» de la Iglesia Católica. Pueden estar «dentro» de esta sociedad a fin de obtener la salvación en ella sea como miembro de esta organización o como personas que buscan verdaderamente, incluso aunque sea de forma implícita, unirse a ella. No existe otra religión «dentro» de la cual el hombre puede obtener la Visión Beatífica. Sería una crasa afirmación incompleta decir que los hombres no pueden salvarse «igualmente bien» en cada religión. La única dentro de la cual pueden obtener su fin último sobrenatural es la Iglesia Católica. Así, parecería que el significado del término latino «aequaliter» en su contexto en la carta del Santo Oficio, se expresa mejor por el término «igualmente», más bien que «igualmente bien».

 

14) En algún sentido este último párrafo en la sección doctrinal de la Suprema haec sacracontiene su contribución más importante a la sección de la sagrada teología que trata sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación eterna. El Santo Oficio insiste aquí que es un error pensar «cualquier clase de intención de entrar a la Iglesia es suficiente para salvarse«. Establece que ningún deseo de entrar a la Iglesia puede ser efectivo a menos que esté animado o informado por la perfecta caridad e iluminado por la fe sobrenatural.

La expresión «caridad perfecta», en el contexto de la Suprema haec sacrasignifica un amor de amistad genuino y sobrenatural basada en el conocimiento de la fe divina. En otras palabras, es un amor de Dios conocido según lo que Él nos ha dicho sobre Sí mismo en la revelación pública divina. En el amor de caridad, distinto del amor de Dios meramente natural que definitivamente no es suficiente para la obtención de la salvación eterna, hay un amor de amistad a Dios conocido, por lo menos en forma confusa, en la Trinidad de sus Personas.

Esta caridad es distinta del afecto sobrenatural de esperanza, en el cual el hombre ama al Dios trino como a su propio último Fin. Es distinto del amor inicial del cual habla el Concilio de Trento, en cuanto que esta caridad es un amor de benevolencia y amistad fundado en una posesión común. Este bien común es la misma natura divina que es la deidad y que es compartida por aquel que vive la vida de la gracia santificante.

La carta del Santo Oficio también enseña que «ningún deseo explícito puede producir su efecto (de la salvación eterna) a menos que el hombre tenga fe sobrenatural». Aquí es imperativo recordar que el documento habla de esa fe que es definida por el Concilio Vaticano como «la virtud sobrenatural por la cual, con el impulso y auxilio de la gracia de Dios, creemos como verdaderas aquellas cosas que ha revelado, no por su verdad intrínseca, vista a la luz de la razón natural, sino a causa de la autoridad del mismo Dios que las revela, que no puede ni engañar ni engañarnos». Esta es la fe que el mismo Concilio Vaticano describió como «el comienzo de la salvación humana».

En el texto de la Suprema haec sacra se nos recuerda que la necesidad de esta fe sobrenatural existe incluso cuando hay solamente un deseo implícito de entrar a la Iglesia. En otras palabras, es posible que haya un hombre que obtenga la salvación sin tener una noción clara de la Iglesia y desea entrar a ella solamente en cuanto desea hacer todas las cosas que Dios quiere que haga. El deseo de entrar a la Iglesia puede estar implícito en el deseo de agradar a Dios y de obtener la salvación. Pero al mismo tiempo debe haber alguna verdad sobrenatural explícita, revelada de hecho por Dios y aceptada de hecho como verdadera basado en la autoridad de Dios revelante, de parte de todo hombre que obtiene la salvación eterna.

Cuando el deseo es meramente implícito, entonces la fe del hombre en las verdades divinamente reveladas sobre la Iglesia, es igualmente implícita. El punto de la carta del Santo Oficio aquí es precisamente que debe existir un contenido explícito y definido para cualquier acto de una genuina fe sobrenatural. Para que el hombre se salve debe aceptar como verdadero, basado en la autoridad de Dios que revelante, la enseñanza que Dios ha comunicado al mundo como Su mensaje público y sobrenatural.

 

Las siguientes son, pues, las enseñanzas explícitas tomadas del texto de la Suprema haec sacra:

 

1) La doctrina de que no hay salvación fuera de la Iglesia Católica es un dogma de la Iglesia Católica.

 

2) Este dogma siempre ha sido y siempre será enseñado infaliblemente por el magisterio de la Iglesia.

 

3) El dogma debe ser entendido y explicado de la forma en que el magisterio de la Iglesia lo entiende y explica.

 

4) La Iglesia es necesaria para la salvación tanto como necesidad de precepto como de medio.

 

5) Puesto que la Iglesia es necesaria para la salvación con necesidad de precepto, nadie que conozca que la Iglesia Católica ha sido divinamente instituida por Nuestro Señor y aun así rechaza entrar o permanecer en ella puede obtener la salvación eterna.

 

6) La Iglesia es un medio general y necesario de salvación, no en razón de una necesidad intrínseca, sino solamente por propia institución de Dios, esto es, porque Dios en Su sabiduría misericordiosa la ha establecido como tal.

 

7) Para que el hombre pueda salvarse «dentro» de la Iglesia, no es siempre necesario que pertenezca a la Iglesia in re, de hecho como miembro, sino que a veces puede ser suficiente pertenecer a ella como aquel que desea o quiere estar en ella. En otras palabras, para aquel que pertenece a la Iglesia solamente en deseo o in voto es posible salvarse.

 

8) Es posible para este deseo de entrar a la Iglesia ser efectivo, no solo cuando es explícito, sino también (cuando la persona es invenciblemente ignorante de la vera Iglesia) incluso cuando ese deseo o votum es meramente implícito.

 

9) La Mystici Corporis reprobó tanto el error de los que enseñan la imposibilidad de salvación para aquellos que solamente tienen un deseo implícito de entrar a la Iglesia y la falsa doctrina de los que afirman que los hombres pueden encontrar la salvación igualmente en cualquier religión.

 

10) Ningún deseo de entrar a la Iglesia puede ser efectivo para la salvación a menos que esté iluminado por la fe sobrenatural y animado o motivado por la caridad perfecta.

Sudan odio anticatólico, pero reconoce AP que difamó a la Iglesia Católica en Irlanda

FORO CATÓLICO

Fotos del convento que recibía a madres solteras y cuya mortandad fue a causa de epidemias que azotaron a Irlanda.Fotos del convento que recibía a madres solteras y cuya mortandad fue a causa de epidemias que azotaron a Irlanda.

Niños que murieron por epidemias y otras causas en el convento católico de Tuam, entre 1925 y 1961, sí fueron bautizados y no fueron tirados a la basura, reconoce la Associated Press 

DUBLIN, 23 Jun. 14 / 04:22 pm (ACI). La agencia de noticias Associated Press (AP), admitió que cometió varios errores graves en las noticias que publicó sobre el presunto hallazgo de restos de 800 niños enterrados en un convento de religiosas en Tuam, Irlanda, entre 1926 y 1961.

AP señala en una nota que “en las noticias publicadas el 3 y el 8 de junio sobre los niños pequeños enterrados en una fosa común luego de morir en un antiguo orfanato para niños de madres solteras, The Associated Press incorrectamente informó que los niños no habían recibido el…

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San Juan Bautista, por Ernest Hello

Una bella enseñanza sobre «la voz que clama en el desierto».

FORO CATÓLICO

SAN JUAN BAUTISTA

Fisonomías de Santos

(Ernest Hello)

  La Sagrada Escritura es generalmente muy sobria en palabras, y más sobria todavía en juicios.  El Evangelio contiene muy pocas apreciaciones sobre las personas, aún las más importantes. María y José son vistos como al través de un velo; y respecto a San Pedro, es singular la severidad del Evangelio. Recuerdo sobre este particular una importante observación de un gran hebraísta, quien me decía que San Pedro había cuidado personalmente de que todas sus faltas fuesen minuciosamente consignadas y detalladas en los Evangelios, y que San Marcos era, sobre todos, riguroso historiador de las debilidades de San Pedro. Pues bien, San Marcos fue discípulo particular, amigo íntimo y confidente de San Pedro ; de modo que el Evangelio de San Marcos fue escrito bajo la mirada de San Pedro; y el profundo estudio que el antedicho hebraísta había hecho de los…

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Los fariseos, por Mons. Straubinger (Tomado del blog En Gloria y Majestad).

Para entender perfectamente el Evangelio, es preciso que en primer término conozcamos el ambiente histórico que rodea a la persona del Salvador, ante todo las tendencias religiosas y políticas que agitaban aquella época. Había entonces entre los judíos, además de algunas sectas de menor importancia, dos partidos, en los que se concretaban, como en dos polos, tanto las energías nacionales del pueblo judío como su mentalidad religiosa: los fariseos y los saduceos.

Prescindamos de los saduceos que más tarde nos han de ocupar, así como vamos a pasar en silencio la clase de los escribas, mencionados a menudo juntamente con los fariseos, no constituyendo un partido político, sino un grupo profesional, los escribas eran los que sabían escribir y leer y explicaban la Ley de Moisés, como lo expresa su nombre y más aún su título de “rabí”. Lo que no excluye que la mayoría de ellos políticamente se declaraban a favor de los fariseos.

Ya el nombre de “fariseos” que significa los segregados, marca el rumbo del partido. Segregándose de la masa que vivía en ignorancia religiosa y política, los fariseos aspiraban a la realización de la Ley de Moisés y de las “tradiciones de los mayores”, las cuales desgraciadamente a veces no eran más que una deformación de la Ley.

 

Por primera vez ocurre el nombre de los fariseos a mediados del segundo siglo en la época del Macabeo Jonatán (160-143). Es el famoso historiador judío Flavius Josefus el que los reduce a ese tiempo (Ant. XIII 5, 9), siendo probablemente los predecesores de ellos los llamados “asideos” (piadosos), que eran hombres de los más valientes de Israel y celosos todos de la Ley (I Mac. II, 42), pero que fueron perseguidos por Alcimo (I Mac. VII, 16).

Ya bajo el gobierno de Juan Hircano (135-104) los fariseos lograron subir al poder, pero sin alcanzar a mantenerse; al contrario, el tirano Hircano, después de someter a los idumeos y derrocar el templo de los samaritanos en el monte Garicim, renegó enteramente de las costumbres de sus padres, adoptando una conducta contraria a la Ley; lo que provocó la resistencia encarnizada de los mismos fariseos que antes fueron sus más valientes compañeros de armas.

El segundo sucesor de Juan HircanoAlejandro Janeo intentó vencer definitivamente la resistencia de los rebeldes, desencadenando una persecución terrible contra los fariseos, los cuales no sólo sucumbieron sino acabaron por ser objeto de las torturas más exquisitas ya que ochocientos de ellos fueron crucificados en el momento en que el rey celebraba la fiesta triunfal. Pero las víctimas se vengaron, no dando tregua al triunfador, ni de día ni de noche, de modo que el rey atormentado de remordimientos antes de su muerte aconsejó a su mujer Alejandra reconciliarse con sus adversarios para no perder el trono. La viuda Alejandra (76-67) accediendo al deseo del moribundo, llamó a los fariseos al gobierno, entregando a la vez, la dignidad de sumo sacerdote a su propio hijo Hircano II. Este Hircano es el primer sumo sacerdote que dependía del partido de los fariseos.

Deben, pues, los fariseos la subida al poder a su incontestable heroísmo; a su valentía en las batallas; a su tenacidad y fanatismo. No es menester acentuar que la aureola de héroes les valió un prestigio extraordinario a los ojos del pueblo judío. Por tanto no es extraño si algunos a los fariseos les llaman los nacionalistas, tradicionalistas, conservadores, patrióticos, celosos, mientras que los saduceos más o menos corresponden a los liberales y masones de nuestra época. El ideal de los fariseos era reconstruir y conservar la nación sobre el fundamento de las tradiciones y costumbres de los padres. De aquí su lucha contra los extranjeros, los Romanos, que desde el año 63 dominaban en Palestina. De aquí también su trágica enemistad a Jesús, el verdadero Salvador de su gente. No cabe duda que Jesús habría podido ganar a los fariseos, si se hubiese adherido a las aspiraciones nacionales de ellos. Pero ¿cómo entonces se habría realizado el reino de Jesucristo? En lugar del Mesías del género humano, habría resultado sólo un Mesías político de la nación judía. Precisamente por sus falsas ideas políticas, nacionalistas y racistas chocaron los fariseos con el Mesías, pues esperaban con todas las fibras del corazón, y aún siguen esperando hoy día la reunión de los dispersos restos del pueblo judío.

Además de cultivar un extremo nacionalismo, los fariseos se enredaban en untradicionalismo religioso no menos extremo, que tarde o temprano tenía que provocar un conflicto con el Señor. Las tradiciones fomentadas por los fariseos, por varios conceptos no estaban de acuerdo con la Ley de Moisés ni con los demás profetas; al contrario, muchas de ellas pugnaban con la religión legítima de Israel. ¡Cuántas veces Jesucristo intentaba persuadir a sus enemigos cegados de que las tradiciones a las cuales se aferraban, estaban en pugna con la religión que no consiste en mil preceptos sutiles sino en “espíritu y vida” (Juan VI, 63). Aquí se manifiesta la vinculación funesta con los escribas que no se cansaban de inventar nuevos preceptos, nuevas fórmulas, nuevas cargas para los hombros de la pobre gente, sin que ellos mismos las tocasen con la punta del dedo (Luc. XI, 46).

Nótese bien: No era la escasez o falta de fe en lo que consistía el pecado de los fariseos, sino antes la ampliación y exageración de la fe mediante las tradiciones.Contrariamente a los saduceos creían en la inmortalidad del alma, en la vida eterna, en la existencia de los ángeles, en la libertad de la voluntad humana; lo que los caracteriza como la crema del pueblo judío¡Qué tragedia de la suerte! ¡Considerándose a sí mismos como los hijos legítimos de la fe de Abrahán, desfiguraban la fe a expensas del espíritu hasta tal punto que no comprendieron más la doctrina de la vida interior que Jesús predicaba.

Es el Evangelista Marcos el que en el séptimo capítulo de su Evangelio destaca de manera clarísima el uso supersticioso que hacen las fariseos de las tradiciones, y al revés el descuido de la observancia de los mandamientos de Dios que cometían sin pestañar: “Porque los fariseos, como todos los judíos, nunca comerán sin lavarse a menudo las manos, siguiendo la tradición de los mayores. Y si habían estado en la plaza, no se ponían a comer sin lavarse primero; y observan otras muchas ceremonias que habían recibido por tradición, como las purificaciones de los vasos, de las jarras, de los utensilios de metal y de los lechos” (Marc. VII, 3-4).

¡Cómo, por ejemplo, los fariseos degeneraban el sábado! Cuando, un día sábado, los discípulos, teniendo hambre, empezaron a coger espigas y comer los granos; o cuando el Señor curó en el día de sábado a un hombre que tenía seca la mano, consideraban tal hecho como obra servil y pecado mortal. En verdad, quien cree que el hombre se hizo para el sábado, y no el sábado para el hombre; quien en día de sábado, saca fuera una oveja de la fosa, y no un hombre, ignorando que un hombre vale más que una oveja; quien no se deja enseñar ni siquiera por “argumenta ad hominem”, tal hombre no se puede convertir.

¿Es de extrañar, pues, que los fariseos pagasen diezmos hasta de la hierbabuena, y del eneldo, y del comino (Mat. XXIII, 23), y que llevasen las Palabras de la Ley de Moisés en filacterias o trocitos de pergamino, en las cuales estaban escritas sentencias de la Ley mosaica (Mat. XXIII, 5)?

Los pergaminos cuidadosamente plegados y colocados en cajitas de cuero se ataban a la frente y al brazo izquierdo, en cumplimiento de las malinterpretadas palabras: “Y será como una señal de tu mano, y como un recuerdo ante tus ojos, a fin de que la Ley del Señor esté siempre en tu boca” (Éx. XIII, 9), así como las franjas que llevaban los fariseos en las cuatro extremidades del manto, traen su origen de Num. XV, 38-39: “Habla con los hijos de Israel, y les dirás que se hagan unas franjas en los remates de sus mantos, poniendo en ellos listones de jacinto, para que viéndolas se acuerden de todos los mandamientos del Señor, y no vayan en pos de sus pensamientos, ni pongan sus ojos en objetos que corrompan su corazón”.

De tal formalismo no tendríamos que hablar, si no hubiese sido acompañado de unavanidad más que arroganteLos fariseos son los “ciertos hombres que presumían de justos y despreciaban a los demás” (Luc. XVIII, 9); son “los hipócritas, que de propósito se ponen a orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres” (Mat. VI, 5), y “que desfiguran sus rostros, para mostrar a los hombres que ayunan” (Mat. VI, 16) y “todas sus obras las hacen con el fin de ser vistos de los hombres” (Mat. XXIII, 5).

Todavía hoy vibra en nuestros oídos el ay lastimero con que Jesús anatematizó al farisaísmo: “¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas! que devoráis las casas de las viudas con el pretexto de hacer largas oraciones: por eso recibiréis sentencia más rigurosa. ¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas! porque andáis girando por mar y tierra, a trueque de convertir un gentil, y después de convertido, le hacéis digno del infierno dos veces más que vosotros. ¡Ay de vosotros guías ciegos! que decís: El jurar uno por el templo no es nada, más quien jura por el oro del templo, está obligado” (Mat. XXIII, 14-16).

¡Basta con esto! De veras; nunca había entre hombres más antagonismo que el que separaba a Jesús de los fariseos; jamás las divergencias de opiniones eran tan inconciliables como entonces en Palestina. El choque fué inevitable; pero la Divina Pro-videncia dejó el primer triunfo a los fariseos, para reservar el triunfo final a la causa de Jesucristo. Y no se olvide jamás: el que abrió camino mas ancho a la verdad cristiana, fué fariseo: San Pablo.

Los fariseos han muerto. Con la caída de Jerusalén, en el año 70, decayó por siempre el sueño dorado de los fariseos de Palestina. Miles y miles de los que asesinaron a Jesucristo, murieron clavados en las cruces, con que el vencedor romano había rodeado la ciudad santa; el resto se vendió en el mercado de esclavos en Hebrón. Pero no murió el fariseísmo. Vive todavía el formalismo de los fariseos en el Talmud y otros libros judíos; vive su materialismo religioso, su odio a Jesucristo y su fanatismo. El “Sionismo” que está llevando a los judíos a Palestina, no es más que el último resabio del farisaísmo.

¿Y el fariseísmo entre los cristianos? No hablemos de este triste capítulo. Sin duda: donde domina un formalismo o materialismo religioso, allá florece el farisaísmo. Y así como los fariseos se consideraban como la flor del judaísmo, los fariseos de hoy se tienen por buenos cristianos.

 

J.STRAUBINGER.

¿Profecía del fin?: sólo quedan dos urnas en Cripta Real del Monasterio del Escorial, para los padres de Juan Carlos…

Muy probable por el carácter de títere de este reyezuelo que en nada se parece a los autenticas majestades católicas que le dieron gloria a España!!!

FORO CATÓLICO

rey-juan-carlos-principe-felipe

¿Terminará la monarquía española con denominación católica, 

será Juan Carlos el primer rey en ser sepultado como no católico?

Son 28 urnas, 26 están ocupadas, una corresponde a Juan Carlos, y la última a Felipe VI... Son 26 urnas, 24 están ocupadas, una vacía corresponde al padre y la última a la madre de Juan Carlos…

El Panteón de los reyes: ubicación de las urnas

  1. Carlos I, Rey de España (24/2/1500 – 21/9/1558)
  2. Isabel de Portugal, Reina de España (4/10/1503 – 1/5/1539) – (Esposa del Rey Carlos I)
  3. Felipe II, Rey de España (21/5/1527 – 13/9/1598)
  4. Ana de Austria, Reina de España (2/11/1549 – 26/10/1580) – (Cuarta esposa del Rey Felipe II)
  5. Felipe III, Rey de España (14/4/1578 – 31/1/1621)
  6. Margarita de Austria, Reina de España (25/12/1584 – 3/10/1611) – (Esposa del Rey Felipe III)
  7. Felipe IV, Rey de España (8/4/1605 – 17/9/1665)
  8. Isabel de Francia, Reina de España (22/1/1602 – 6/10/1644) – (Primera esposa del Rey Felipe IV)Está…

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«Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura.» Platón.